Intervención urbana participativa
Un factor constituyente y común en mis trabajos es la intervención, ya sea física (en su superficie bidimensional o espacialmente hablando) o conceptual (en su noción, en su idea, opinión o juicio que se tiene de algo), ésta es siempre una elección voluntaria.
Estas intervenciones no se desarrollan al estilo happenings, pero sí pretenden una participación activa del público, de hecho, la esencia reside su interrelación, en la casualidad, en la respuesta que el o los espectadores pudieran dar gracias a la proyección simbólica que pudiera adquirir dentro suyo, el público es colaborador, espectador y, a su vez, parte de la obra. haciéndolo co-autor, ficcionando así el concepto de artista creador. Algunas funcionaron como lugares de interacción social en la comunidad, otros de interacción con el artista, pero generalmente trabajo con algún símbolo o signo que es significativo en esa comunidad y para esas estructuras culturales determinadas que se establecen como realidad, podríamos decir que trabajo con algún aspecto o problemática que afecta la realidad de una comunidad.
en “A la deriva”, se estableció una relación casi lúdica con los espectadores, ya que el trabajo fue elaborado y montado en un taller realizado con los chicos y sus padres residentes en las inmediaciones del lugar intervenido.
En este trabajo intervienen otras decisiones, es asumidamente un espacio público y precariamente urbanizado, una plaza recorrida y habitada por los chicos indigentes y marginados del barrio de La Chacarita (la favela del centro de Asunción), razón por la cual todo lo que concurra a ese lugar es “rapiñado”, pero a la vez es un lugar histórico, patio de un antiguo almacén naval, ubicado frente a la bahía de Asunción y al lado del Palacio de Gobierno.
La percepción de inseguridad o de indefensión, (mía ante ese lugar tomado), y de esos niños (ante ese lugar abandonado por cualquier institución gubernamental), estableció que las premisas antropológicas del lugar prevalecieran sobre las históricas. Las decisiones que se tomar 10pxon posteriormente fueron:
A lo largo de una semana se trabajó con los niños pedagógicamente a través de un juego inventado para la ocasión, en el cual el objetivo era la construcción de un objeto que les suministrara cierto grado de fortaleza -ilusoria por supuesto-(necesidad manifestada en el taller), surgió así una flota de 500 barquitos hechos de papel periódico (de la fecha), utilizando el diario como una metáfora de la historia de las decisiones tomadas en el Palacio de Gobierno (colindante). Fueron clavados a la tierra dispuestos en forma de remolino, se la tituló “A la deriva”. ¿Funcionó?, según qué parámetros se mida su rendimiento, por un lado fue pensada como una obra efímera (por los materiales y las condiciones de su emplazamiento) y sin embargo rebosó las expectativas de duración, ya que fue resguardada por esos niños que se constituyeron como dueños y autores, y a la vez mantuvieron viva la ficción protectora.